have you never heard a way to find the sun
tell me all that you may know
show me what you have to show
won't you come and say
if you know the way to blue?
algo está pasando acá y no sabés qué es, me conformo con reconocer que yo tampoco, que esta distancia que me creo en unos minutos no es más que la necesidad de escuchar a los guns ‘n’ roses en un taxi, y ese solo increíblemente largo, para después subir las escaleras de siempre y encontrarme con un plato vacío en la mesa y las sillas alrededor, ese reto casi cómico acerca del horario, algo a lo que no hace falta prestar atención y de pronto las otras escaleras, las otras igual de interminables, un bob dylan triste y un impulso inaguantable de buscar tu apellido en google, hallar un relato de tu hermano y empezar a escribir sobre lo que está pasando acá, es todo culpa de dylan, y por supuesto de tu hermano (jamás podría ser tuya, si lo único negativo que te vi hasta ahora es esa parcial apariencia, es ese nunca llegar al fondo, no poder desenterrarte de entre lo nuevo y lo irreal, no descubrir de veras el sótano de tus ojos). tampoco falta la amiga ebria que llama por teléfono y esos gritos de diversión, de trasnoche, la noticia de tu hallazgo, ese sentimiento horrible de abandono cuando sé que quince de mis personas preferidas están en la misma vereda y vos, el vos que dejé atrás por subirme al taxi, la culpa de repente, el arrepentimiento, el saberme cobarde una vez más, histérica, enferma de amor y miedo y no querer que lo sepas, no querer entender ni yo qué es esta sucia lejanía mentirosa, si te tuve más cerca que nunca a la tarde, a la noche y hasta diría todo el tiempo. lo necesitaba, escapar de la asfixia por culpa del sonido y del humo, de los saltos, del calor y tantos rostros ahogados en una tormenta de drogas y fanatismo, en la euforia inexistente de un domingo a la noche y estas vacaciones que se me acortaron inesperadamente, un diciembre asqueroso, ausente y perdido, perdido sobre todo. me doy cuenta de que esto no es nada, como bien decía la extranjera en el museo, es una película que no para de proyectarse, pero no tiene argumento, no tiene inicio o desenlace, tal vez sea sólo un nudo enorme que me ahorca y me lastima pero sigo sin saberlo, porque es la nada, porque es la nada que me envuelve y me traga en un párrafo infinito, las comas que se repiten indefectiblemente para agregar una idea y otra más, un trozo de oración sin sentido, otro dolido, otro perspicaz y otro adolescente; no existe la simpleza de bajar la persiana para no verte en el edificio de enfrente, esta historia es un poco más difícil, es necesario subirse a un taxi para alejarse, para confundirse un poco más, para imaginarme contemplando una vidriera de la mano de otro joven, al que le guste el café, el teatro y la rústica del instrumento desnudo, sin más que su melodía nata, que su música de siempre. [estoy inventando un poco, ¿sabés? realmente mi imagen sosteniendo otra mano no se me figura, porque es la tuya la única que quiero, la única que tiene la temperatura ideal y esa fuerza, la del equilibrio entre la pasión y la ternura, entre la constancia y lo espontáneo, pero estoy herida, y no sé qué es lo que tengo clavado en las costillas, no entiendo si es una lanza o apenas una espina, de dónde salió o por qué me atraviesa, no sé siquiera si es un fruto temporario de mi imaginación, de mis ganas de llorar con una taza entre las manos, o de un libro a la mitad, o de un desconcierto acumulado. lo que sí sé es que esta desolación no salió de ningún lado, y es que estoy volviéndome loca, o sólo busco pretextos para necesitar, para obtener un abrazo, un temor al término de estos dulces tiempos, una caricia de tu parte, una pregunta, una disculpa; o es que indudablemente nos estoy perdiendo de a poquito un poquito más, que nos inunda un otoño y este árbol que se nos deshoja, es esto un inequívoco final de juego o es una pena pasajera, un escalofrío, un silencio o una diferencia. de todos modos te quiero, te quiero más que nunca, y me aferro a este momento para volver a amarte con más fuerza, para estrellarte contra mi cariño y desarmarte de una vez por todas; después de todo sigo pensando, esperanzada, que algún día ya no vamos a poder defendernos y por fin vamos a decidir, colmados de amor y desenfreno, rendirnos ante esta ola salvaje.